domingo, 22 de agosto de 2010

Una vez más suya

Un deseo jadeante nos acercaba más y más cada vez, sus besos sus manos sobre mis pezones, apretándolos como queriendo subsionarlos sin sacarme la blusa, aún ceñida debajo de la pequeña polera roja. "Eres un manjar para mi" repetía Paúl, una y otra vez, ya en su departamento luego de enseñarle algunas de las calles y plazas. No podía dejar de jadear junto  a su oído. El deseo de que me penetre ardía en mí, no podía aguantar un poco más, sus caricias, sus labios, su lengua queriendo descubrí hasta lo más íntimo.

Sin ninguna reserva me empezó a desvestir, su prioridad el sierre de mis jeans, su inmensa mano tocaba mis nalgas y cada vez se deslizaba un poco más abajo, hasta donde mi cierre lo permitiera. "Quiero estar dentro nuevamente" me decía sonriendo y bajándome el pantalón, resbalándomelo por la cintura, las caderas y las nalgas quedaron ante él, vírgenes, libres y dispuestas a sucumbir a su lengua, a sus dientes, a sus manos que me manoseaban sin parar. No podía detenerlo, no quería detenerlo.

Deje que sus manos desabotonaran la blusa, y mis senos se irguieron ante él, de frente dieron a parar a su boca, mis pezones fueron subcionados, mordidos, apretados y terminaron adoloridos por tanto jugueteo. Mientras hacía eso, yo deslizaba mi mano por sus piernas y acariciaba su gran miembro, quería que este dentro, me ahogaba en deseos de tenerlo dentro, golpeteando nuevamente mi clítoris una y otra vez. Sin decirle nada, tome la iniciativa y me senté sobre él, desnuda y empecé a cabalgar sobre su enorme miembro, su pene estaba dentro ya, libre en mí, rosando, entrando una y otra vez. No contento con eso y luego de estar en esa posición por más de 15 minutos, me volteo en cuatro patas y no dudo en hacérmelo por detrás. Mi deseo y la excitación diluyeron el dolor y solo acepte cuanto quiso hacerme. No podía negarme, no quería hacerlo. Sus enormes manos tocaban mis senos mientras me follaba, muy duro y a la vez muy suave por detrás. Luego de unos minutos, quedé exhausta, pero con sabor a él.

domingo, 8 de agosto de 2010

Ardiendo en deseos por él

Deprimente.... es domingo estoy recostada sobre mi cama y no puedo dejar de pensar en Paul, ya hacia una semana de mi encuentro sexual con él y no paraba de pensarlo. Cada noche a solas en mi cuarto me tocaba hasta lo más íntimo recordando y simulando sus manos en cada parte de mi cuerpo. La sensación de tenerlo dentro me agobiaba, me dejaba exhausta cada noche y solo asi conseguia dormir tranquila.

Ese domingo no tenía nada planeado, solo trabajo pendiente y una limpieza general a mi departamento. A eso del medio día una llamada me hizo detenerme de mis labores, escuche una voz sensual, masculina, pero no lo reconocí de inmediato. "Hola Denisse, tu mareo y nauseas ya pasaron " me dijo entre burlas. Es allí cuando lo reconocí. Era Paul al teléfono, como supo mi numero, me recordó luego de una semana, no sabía que decirle, solo atine a reír y responder "Hola , que milagro, creí que no tenias mi número",  " Si no lo tenía me anunció, se lo pedí ayer a Roberto y este a tu amiga Gina". "mmm" me quedo escuchando por el auricular casi sin aliento, "Que pasa te moleste" me dijo de inmediato " No respondí, solo que no me agrada que den mi número". Entonces se hizo un silencio y me dijo disculpa creo que es mal momento". En eso mi cuerpo se congeló, "No. no disculpa es que estoy algo confusa, dime como estas ?. Muy bien me dijo, te llamo porque me apetece verte de nuevo, no tengo amigos aquí en la ciudad y quería pedirte me acompañes a pasear", no tenía muchas ganas de pasear solo de sentir nuevamente sus besos y sus manos, no quería enredarme con nadie al menos no pasar de ser simples amigos de cama. Pero una vez más su encantadora voz me sedujo y acepte "bien, te veo en la puerta del bar de ese día a las 4 pm y de allí pasearemos por la ciudad " te parece?, le pregunte. "Si no hay problema allí estaré, un beso".

Al principio me pareció una buena idea, pero ese chico me fascinaba, era preocupante el deseo que sentía con solo escuchar su voz, me fui a la ducha, dispuesta en no tocarme pensando en él, pero el recuerdo de sus manos en mi espalda, en mi cintura desnuda me seducía. Me entregue al recuerdo y aumente mis ganas de volver a sentir su miembro viril dentro de mí. Me ahogaba el deseo de volver a gemir por sus golpeteos profundos contra mi vagina, cada vez mas húmeda por su recuerdo. Los deseos de volver a verle aumentaban, al igual que mis ganas por dejarme poseer nuevamente por él. El deseo de cabalgar nuevamente sobre su pene grueso de ganas de vaciarse dentro de mi me ahogaban, me quemaban al punto de avergonzarme. Cuando el agua rosaba mis pezones, eran sus labios los que parecía sentir y solo pensaba en sus dientes mordisqueándolos jugueteando como nadie lo hizo. Me pareció bueno olvidar las caricias de Gustavo con él..... Me seque de prisa y trate de colocarme una vestimenta más adecuada. Unos jeans, unas botas y una polera roja parecían combinar muy bien con mi tez blanca y mi cabellera negra. Sujeté mi cabello y salí de casa.... deseosa de volver con el

sábado, 7 de agosto de 2010

Un verdadero galán para un buen sexo

Son las 9 de la noche y Gimena se pide un martini, yo no suelo beber, pero en esa ocasión preferí tomarme u martini doble y mirar fijo la copa, recordando mi encuentro mental con Gustavo, aún sentía sus manos en mi cintura desnuda y su legua entre mis piernas. En eso Gimena me despertó con un codazo diciendo: " Denisse, el es Paul y este su amigo Roberto", me puse en pie de prisa, algo avergonzada por mi falta de lucidez y mi distracción, sonreí y salude amablemente a ambos sujetos. Paul era bastante guapo, de cabellos negros, ligeramente ondulados, cuerpo musculoso y un rostro bastante angelical. Desee en silencio que fuera él la pareja de Gimena, pues era muy simpático como para querer no volverle a ver. Pero para mí desventura, Roberto un tipo bastante galante, pero no tan bien parecido para mi gusto era la pareja de Gime. Así que no quedo otro camino que resistirme a tremendo encanto.

Esperaba que no sea tan galán y educado y así seria mas fácil apartar la vista de sus enormes ojos color caramelo pero, otro fracaso más. Paul me resulto tierno, divertido, educado y todo un galán. SI tendría que colocarle puntos tendría fácil un nueve. La velada resulto bastante buena y quien no con tremenda compañía. Pero algo malo debía de tener aquel hombre aparentemente tan perfecto, algo mal debía de haber en él. Busque de prisa un anillo en su dedo y no encontré alguno, no creo que tal divinidad este solo en este mundo, me repetía una y otra vez. Tal fue el atractivo de Paul, que me olvide hasta de conversar, nunca me paso algo similar, me sentía cohibida y hasta asustada por mi reacción. No era justo, estaba a punto de retirarme de la mesa inventando una escusa de un dolor de cabeza o mareos, cuando una mano cálida me toco la espalda y me susurro al oído "Te encuentras bien?" estas algo pálida, te traigo algo de beber", me dijo acariciando mi hombro con fina delicadeza, "No, le dije, estoy bien", solo quiero irme a casa le respondí. Cuando termine de pronunciar la última palabra caí en la cuenta que era lo peor que había dicho, ya que él se apresuro a querer llevarme.

La verdad que no veía las cosas tan mal estando fuera de ese bar, ya en la fría noche y a solas con él me sentí más segura y reconfortada, pensé que no sería nada malo cambiar mis puntos o reglas por esta noche, dejar que me lleve a casa, ser su anfitriona y porque no ser su guía en la cama si lo desea. En eso, me distrajo diciendo "Sube Denisse, te llevo", su voz melodiosa y gruesa me despertó una vez mas y le obedecí. La conversación no duro mucho en el auto, pues el bar elegido por Gime era lo bastante cercano a mi departamento, sin embargo pudo contarme que había llegado del extranjero hacia unos días y que no conocía muy bien la ciudad, ya había notado su acento y sus rasgos no me eran familiares, muy raro pues siempre preferí la piel morena ante la tez clara y los rasgos latinos. En fin su aroma era atrayente y sus labios una invitación a morder. Llegamos al departamento y para mi sorpresa solo abrió la puerta del auto, no me dijo te acompaño, su falta de insinuación me excitaba cada vez mas. Sin controlarme le dije "No pasaras?", "No me has invitado a entrar ", respondiendo sonriendo. Cuando subimos las escaleras, sus manos rodearon mi cintura, cuando mi taco se atoró en un escalón, sentí esas manos fuertes y gruesas en mi piel, mi corazón no dejaba de latir y en lo más íntimo me humedecía cada vez más.

Ya en el departamento, apenas cerré la puerta, el me acorraló, al parecer se había reprimido en deseos tanto como yo, me sujeto del brazo y me acerco a él muy suavemente, ardía en deseos de sentir sus labios en mi piel, en mi boca en mis senos. Su aliento me sedujo y su mirada me atrapaba cada vez más. Sentí sus labios en los míos y como su lengua acariciaba la mía, sentí como sus manos me despojaban de mi blusa y como entraba su mano por debajo de mi falda. Empecé a hacer lo mismo, con su camisa y dejo ver sus pectorales perfectos frente a mí. Mis deseos aumentaron y cedí a sus caprichos. Ya desnuda ante él, su lengua no dejaba de tocar cada parte de mí y sus manos me acariciaban con suavidad, no pude dejar de sentirme bien, excitada, cada vez más ardiente y sofocada en deseos de sentirlo dentro de mí. Cabalgue por horas sobre él y disfruto golpeando suavemente mi vagina, mientras me hacía el amor. Tan intenso y tan profundo lo sentí que no paraba de tener orgasmos, una y otra vez, mientras su boca tocaba mis pezones... Cansados ambos de tanto placer nos dormimos. A la mañana siguiente, parecia todo un sueño, yo estaba sola sobre mi cama húmeda y con su aroma aún.....

Con el mejor de los amantes

Era aún de tarde y Gimena, una amiga de salidas y fiestas me llamo al celular bastante preocupada, "tengo una cita con dos galanes " me insistió. "Esta noche no, Gime, estoy muy cansada y sin ánimos, solo de meterme a la cama... pero sola" le respondí casi entre bostezos. Luego de una larga charla de lo guapos que eran estos mozos y lo bien proporcionada de sus cuentas bancarias, termino animándome a acompañarla.

No es que me guste el dinero, por el contrario gano bastante bien trabajando como diseñadora de interiores para una constructora y pues no puedo quejarme de mi sueldo, ni de la suerte que tengo, menos con los hombres. Pienso que por mis malas experiencias con ellos los trato así o me comporto de esa manera con ellos. No soy una chica fácil, al menos no me considero así, soy alegre, divertida, y pues si alguien me gusta no lo pienso dos veces y me voy a la cama con él. Siempre y cuando me de garantías.

En fin luego de tanto ruego, accedí acompañar a mi amiga de fiestas, Gime es bastante buena y muy atractiva de cabellos largos dorados, una piel muy blanca y caminar coqueto, seguro se debe a sus clases de modelaje, las cuales dejo cuando empezó a engrosar un poco. A pesar de ellos es bastante atractiva. Somos bastantes distintas físicamente, pero a ambas nos gusta divertirnos, no habría problemas si ella no se hubiera encaprichado con tantos mozos, que luego termina sufriendo y llorando por los rincones. Yo no soy así, nunca permito que alguien me guste demasiado, por eso tengo una táctica nunca salir más de dos veces con el mismo chico, nunca dejar que le lleve a casa, nunca darle mi numero de celular, ni que sepa de mi vida. En fin nunca suelo pasar más de unas horas con un chico, por más que este me guste al extremo.

Esa noche me di un buen baño, casi relajante, lavé mis cabellos negros con un fino champú y masajie mi cuerpo con un aceite de aromas exótico, mientras deslizaba mis dedos por mi busto, bastante firme aún y apetitoso para los varones, recordé a Gustavo y sus manos enormes tocándome los senos, solo el sabia acariciar mi cuerpo como nadie, solo él me hacia estremecer y gritar de excitación. Sus labios gruesos recorrieron mi cuerpo una y otra vez, parecía como si me tocara de nuevo, suave, tierno y algunas veces ardiente, cuando quería negarme a su ataque de besos y caricias. Sentí su aroma una y otra vez, hasta su cuerpo jadeante junto al mío, recordé como me hacía el amor y me llenaba de pasión. No podía olvidar esa sensación, sus labios en mi cuerpo, su lengua acariciando cada parte de mí y a él cada vez más dentro de mí.

En eso sonó el timbre, era Gime, lista para ir de fiesta. Yo estaba muy caliente ya, el recordar a Gustavo me había hecho despertar deseos incontrolables esta noche. Me vestí de prisa con una mini de color negro, dejando ver mis bondades, una blusa roja de escote, que dejaba al aire gran parte de mis senos y el cabello liso suelto que caía por la espalda. Ya estaba lista para una nueva aventura......

 
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